Las diferencias entre la actividad que desarrollan los Montes de Piedad, frente a otras alternativas de financiación como la compraventa de joyas y metales preciosos, son numerosas.
La principal, y quizás más importante, es que, en una operación con un Monte de Piedad, el cliente no se desprende definitivamente de su joya. Su operativa permite que las personas que recurran al empeño de algún bien o joya puedan no desprenderse definitivamente de ella, y recuperarla cuando deseen, lo que no resulta posible en los establecimientos privados, donde la principal finalidad es adquirirlos para su posterior fundición.
Por otro lado, los Montes mantienen desde sus orígenes una función social, y, son dependientes de entidades reguladas públicamente. La actividad desarrollada por los Montes de Piedad constituye una vía de inclusión financiera, que puede permitir la incorporación a los canales del crédito de colectivos en riesgo de exclusión social y financiera.