Una ampliación de capital es una operación financiera encaminada a incrementar los recursos propios de una sociedad con objeto de poder financiar nuevas inversiones.
En general, las compañías amplían capital a través de tres sistemas:
- Emitiendo acciones nuevas.
- Aumentando el valor nominal de las acciones ya existentes, con cargo a los beneficios no distribuidos de la empresa (las reservas), en cuyo caso los accionistas no tendrán que aportar dinero y recibirán acciones liberadas (gratuitas).
Una ampliación de capital con emisión de acciones nuevas conlleva, en principio, dos efectos: a) sobre el número de acciones: al aumentar el número de acciones de la compañía, los accionistas que no acudan a la ampliación verán reducida su participación en el capital la sociedad; es lo que se denomina “efecto dilución”; b) sobre el valor de las acciones: si la emisión se realiza a la par (por el valor nominal de las acciones existentes), disminuye el valor teórico contable de las acciones existentes, ya que el importe de las reservas se distribuiría entre un mayor número de acciones.
La emisión de acciones puede realizarse a la par, es decir, por el valor nominal de las acciones nuevas, aunque también se puede hacer sobre la par, de tal manera que aquellos inversores que deseen acudir a la ampliación deberán pagar una cantidad adicional, que se añade a las reservas de la compañía y que se denomina prima de emisión. Su objeto es que los nuevos accionistas paguen también por las reservas de la empresa, de las que también pasan a ser propietarios La emisión de acciones bajo par (importe inferior al valor nominal) está prohibida.
Las ampliaciones liberadas pueden serlo totalmente, en cuyo caso los accionistas no tienen que realizar ningún desembolso (el dinero se obtiene de las reservas de la compañía) o parcialmente, cuando el accionista debe realizar el desembolso de una parte de la ampliación que no se cubre con reservas de balance.
La idea de que las ampliaciones totalmente liberadas constituyen una manera de retribuir al accionista puede ser equívoca, ya que, aunque éste recibe un número de acciones gratis, el valor de la compañía no se modifica y, como es lógico, el valor total de las acciones sigue siendo el mismo, aunque haya ahora más títulos en circulación.
Ejemplo: Una sociedad anónima tiene 1.000.000 de acciones de un valor nominal de 10 euros. Se sabe que dispone de reservas por importe de 5.000.000 de euros. El capital de la sociedad es: 1.000.000 x 10 = 10.000.000 de euros. El valor teórico de una acción será igual al importe del capital más las reservas, dividido entre el número de acciones: (10.000.000 + 5.000.000)/1.000.000 = 15.000.000/1.000.000 = 15 euros.
Si la sociedad decide ampliar su capital en 2.000.000 de euros y lo hace a la par, emitiría 200.000 nuevas acciones (2.000.000/10). Si un accionista tiene una participación inicial del 10% (100.000 acciones), si no acude a la ampliación, su participación quedará en el 8,3% (100.000/1.200.000). Se produce así el mencionado efecto dilución. Para poder mantener el porcentaje de participación inicial, debería adquirir el mismo porcentaje en la ampliación de capital: 100.000 + (10% x 200.000) = 100.000 + 20.000 = 120.000 acciones (10% del nuevo total: 120.000/1.200.000),
El nuevo valor teórico de una acción sería el siguiente: (10.000.000 + 5.000.000 + 2.000.000)/(1.000.000 + 200.000) = 17.000.000/1.200.000 = 14,17 euros.
Para evitar este efecto, sería necesario exigir a los nuevos accionistas una prima de emisión: (10.000.000 + 5.000.000 + 2.000.000 + prima de emisión)/1.200.000 = 15 euros. De lo anterior se desprende que la prima de emisión total debería ser de 1.000.000 de euros, lo que implica 5 euros por cada una de las nuevas acciones emitidas. El nuevo valor teórico de la acción sería: 18.000.000/1.200.000 = 15 euros, es decir, el mismo que existía antes de la ampliación de capital.