Una familia es una unidad económica, en cierta medida también una organización económica, por lo que su presupuesto, sin estar sujeto, lógicamente, a los requerimientos contables de una empresa o una administración pública, se rige por principios comunes.
Por ello, como en cualquier unidad económica, es fundamental partir de un planteamiento claro:
- El más prudente, que consiste en lo siguiente: sabiendo claramente los recursos disponibles a lo largo del año, ajustar necesariamente los gastos a esos ingresos (restricción presupuestaria).
- Otro enfoque consiste en definir los gastos que sean inexcusables, para lo que no queda más remedio que ajustar los ingresos:
- bien buscando nuevas fuentes de ingreso en el mercado, o
- recurriendo al endeudamiento.