El desarrollo del comercio electrónico y los riesgos que el consumidor percibe derivados del uso de la tarjeta por Internet han propiciado la aparición de iniciativas encaminadas a generalizar el uso del teléfono móvil como herramienta de pago.
Este método, como medio de identificación y pago, ofrece alta portabilidad, seguridad, penetración, conectividad y personalización. Además, el coste para el usuario es mínimo comparado con el del resto de medios, como también lo es el nivel de identificación requerido (no es necesario dar el número de teléfono, ya que existe la posibilidad de identificarse con un código de barras adherido al terminal). También permite realizar micropagos (menos de 50 euros) y llegar a nuevos usuarios, como los jóvenes, más habituados al teléfono móvil que a otros medios de pago.
El pago a través del teléfono móvil puede efectuarse mediante prepago, por medio de una tarjeta de crédito o cuenta corriente, o bien a través de la factura de teléfono.
También se han desarrollado aplicaciones que permiten el pago de pequeñas cantidades sin necesidad de disponer del número de cuenta del beneficiario, tan solo con el número de móvil[1].
[1] A este respecto, se puede mencionar el servicio “efectivo sin tarjeta”, que permite enviar dinero a una persona a través del móvil para que esta pueda disponer de él en un cajero sin necesidad de tarjeta.