Aunque, en la práctica, muchas veces estos dos términos se usan indistintamente, crédito es un concepto genérico que comprende la cesión de dinero a una persona.
Dicha cesión puede concretarse a través de diferentes formas y una de ellas es el préstamo.
A través de un préstamo:
- El prestamista (acreedor) entrega una suma de dinero (capital o principal) al prestatario (deudor) a cambio del pago de un interés.
- El prestatario contrae la obligación de devolver (amortizar) el capital prestado en un determinado plazo y de hacer frente a la carga de intereses correspondiente.
En una operación de préstamo, habitualmente, el prestatario recibe inicialmente el total de la cantidad concedida; o bien, cuando se cumple alguna condición que se establezca (por ejemplo, la certificación de una obra).
No obstante, el concepto de crédito se utiliza también con un significado específico. Así, un crédito es un contrato en virtud del cual la entidad financiera (denominada “acreditante”) pone a disposición del cliente (denominado “acreditado”) una determinada cantidad de dinero máxima durante un período concreto, a cambio del pago de intereses y de una serie de comisiones. En este tipo de contratos de crédito, las cantidades que el acreditado devuelve a la entidad financiera, las tiene nuevamente disponibles -si así lo precisara- para hacer uso de ellas. Sin embargo, en un préstamo, las cantidades que se devuelven a la entidad financiera (por ejemplo, con el pago de las cuotas del préstamo o por entregas anticipadas de capital) no se pueden disponer por segunda vez.