La respuesta es mediante la aplicación de una ley financiera que los desplace al mismo momento temporal. Para entender el procedimiento, volvamos al ejemplo anterior y sumemos esos dos capitales financieros de 500 euros cada uno para compararlos con los 1.000 euros.
En cualquier equivalencia financiera, resulta útil representar un gráfico simple que recoja los distintos capitales y sus vencimientos, como el que vemos a continuación: el momento representado como “0” representa el momento actual; dentro de 1 año se obtiene un capital de 500 euros, y dentro de 2 años, otro capital de 500.

Queremos sumar los dos capitales de 500 euros, pero, puesto que corresponden a dos momentos distintos del tiempo, necesitamos aplicar una ley financiera a fin de desplazar los capitales a un momento temporal común. Solo de esta manera se puede hacer una suma de dos cantidades homogéneas.
La ley financiera que se utiliza es normalmente la del interés compuesto y, lógicamente, necesita un tipo de interés. Supongamos que trabajamos con un tipo de interés del 7% anual, con lo que si desplazamos un capital hacia delante (capitalizamos) n años, multiplicamos por 1,07n, mientras que, si lo desplazamos hacia atrás, dividimos entre dicha cantidad. Vamos entonces a desplazar los capitales a un momento temporal común. En nuestro caso, vamos a elegir el momento actual, es decir, 0, y así poder comparar con los 1.000 euros.


Por tanto, hemos obtenido que entre los 1.000 euros en 0 y los dos capitales de 500 euros en 1 y 2 hay una diferencia, de carácter financiero, de casi 100 euros. El sentido común nos dice que es preferible obtener ahora 1.000 euros que los dos capitales de 500 euros, dentro de 1 y 2 años, por el aplazamiento que existe. Los cálculos realizados nos permiten precisar el importe de la diferencia.